4 de Julio. Cuentos inspirados por Luana para no sé que negocio turbio.

Germán y Ana y Lorena (la hermana de Ana), están por empezar no sé qué curro sobre venta de no sé qué productos para bebés. Y me pidieron que escriba unos cuentos breves como para bebés, para bordar en no sé que producto en el que los cuentos irían acompañados por no sé qué ilustraciones...

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Tanto lloraba el bebé, con tanta fuerza, que de su boca salían conejos. Conejos que salían como un soplo, y miraban, muy sorprendidos, por unos segundos, a su alrededor, y no bien entendían a donde estaban, se acurrucaban en la cuna para dormir la siesta. Cuando no hubo más lugar en la cuna, empezaron a acomodarse en el piso.
No demoró mucho tiempo en llenarse la casa de conejos.

(N.de.A: Obvia inspiración, plagio u homenaje a Cortazar y Levrero).
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El bebé lloraba y lloraba. Lo alimentaron, pero el bebé seguía llorando. Le pusieron el chupete, pero el bebé seguía llorando. Los padres lo cambiaron, pero el bebé seguía llorando. Lo auparon, pero el bebé seguía llorando. Lo contaron cuentos, pero el bebé seguía llorando. No demoraron mucho los padres en angustiarse tanto por la situación que empezaron los dos, también, a llorar.
Entonces el bebé dejó de llorar y les alcanzó el chupete.

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