Asado en la azotea de Casa con los Martines, el Bocha, Seba, Alfonso y quien escribe. Descubrí que el medio tanque que me regaló Germán fue finalmente comido por el oxido. Debimos improvisar poniéndole un parche con una chapa que había ahí en la azotea.

Alfonso con la mano levantada haciendo, tal vez, algún cuento de cómo era la vida por Quito, mientras Martín, el Bocha, Seba y Martín, escuchan atentos y yo saco la foto.

Digan Whisky...

Asado, no el más memorable que haya hecho, pero se dejó comer.
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